El mismo responde a nuestra visión de una educación que implique a sus actores y que por medio de acciones concretas los haga experimentar con los contenidos prescriptos. Los hombres de 1816 estaban insertos en el pensamiento de la Ilustración, aquella hija de la Edad Moderna con una "nueva comprensión de lo real, del sujeto y de las cosas, del yo y la naturaleza, de las formas de conocer esa naturaleza y ese yo mismo que estoy conociendo” un proceso emancipador de la sociedad, que se va dando de manera gradual y se inicia con los primeros cuestionamientos al orden establecido, postulando ciertos valores de libertad e igualdad, sumados a una idea propia de la fraternidad da como resultado un proceso emancipador que en nuestro territorio se evidencia en los protagonistas de aquellos días.
Doscientos años después nos enfrentamos a nuevos desafíos y por medio de este pequeño homenaje buscamos no abrevar en los grandes relatos de la historia como cementerio, como un lugar al cual sólo se visita para observarlo pero que no influye en el presente, sino que decididamente interactuando con ella desde todas las disciplinas y con todos nuestros recursos, yendo desde el presente al pasado, cuestionando, realizando un crítica reflexiva, intentando nuevos caminos que acerquen a nuestros estudiantes al mundo del conocimiento, el cual se vuelve nuestro amigo y compañero, no sin esfuerzo, pero que puede lograrse de manera creativa y afable. Esperamos que la publicación que hoy les acercamos y que a partir de este momento deja de ser nuestra para ser compartida y nuevamente reutilizada, resignificada, repensada sea para ustedes un muestra del trabajo diario que realizamos todos los miembros del nivel medio.
Casullo, Forster y Kaufman. Itinerarios de la Modernidad, Eudeba, Buenos Aires, 2009, p.11.
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